Si donde comían tres ahora comen seis. Si los empleados asumen el doble de tareas. Si se unen cajas de una punta con la otra. Y todo ello para ahorrar. ¿Por qué no se fusionan los ayuntamientos? Grecia ya lo ha hecho e Irlanda estudia aplicarlo.
Noviembre 2010
Por Juan Llobell
Si las cajas de una comunidad se han fusionado con las de otra –un enlace matrimonial hasta hace días impensable- para ahorrar; si las empresas liman sus plantillas con lima gruesa y los trabajadores no tienen más remedio que repicar las campanas, estar en misa y en la procesión y lo que haga falta al mismo tiempo, también para ahorrar; si ahora en las familias donde comían tres comen seis, a veces siete, igualmente para ahorrar…Si se hace todo esto y mucho más en esta España a la deriva, ¿por qué diablos no se fusionan los más de 8.000 ayuntamientos, que deben miles de millones de euros y tienen unas estructuras supercostosas, pocas veces justificadas?
Ya les adelanto que no hay nada loco en esta propuesta, antes bien hay una gran carga de realismo y de sentido común. En Grecia, que es donde más arde el fuego de la crisis financiera internacional, las corporaciones locales han quedado reducidas a un tercio: de unas mil a unas trescientas (pero no se queden con el dato puro, sino con la música de fondo). Y en Irlanda ya lo estudian con lupa cientifico-jurídica.
Pero empecemos por la descripción y luego cada cual que saque sus conclusiones que, creo, caerán por su propio peso. Dato uno: en España hay 8.115 ayuntamientos, con 74.211 políticos a la cabeza (alcaldes y concejales). Datos dos: estas corporaciones han tejido una densa red de empresas públicas municipales, fundaciones y otras entidades cuyas cuentas suelen escapar el control externo (bueno, este último punto más que un dato es una sospecha, pues nadie sabe cuántos centenares de empresas públicas hay). Dato tres: las corporaciones, según Hacienda, deben cerca de 35.000 millones a los bancos. Pero probablemente, el agujero es mayor.
Ahora pasemos al análisis. Alemania, con el doble de población que España, tiene más o menos el mismo número de ayuntamientos. ¿Pero cómo es esto posible? Está claro que otros son capaces de tirar adelante con menos administración local. Sigamos. En el 80% de los municipios viven menos de 5.000 personas. Por el contrario, el 80% de la población vive en unos 800 municipios de más de 9.000 habitantes. Es decir, vivimos en una especie de minifundismo ayuntamientil –perdón por los palabros-. En suma, muchos pueblos tienen unas estructuras pequeñas y no siempre eficientes para gestionar servicios. ¿No resultaría más fácil conseguir economías de escala en las redes del alumbrado, el tratamiento de las basuras o de la aguas residuales y en mil servicios más si hubiese ciertas economísas de escala?
Pongamos que los políticos promueven la reagrupación o la mancomunidad de los ayuntamientos de menos de 10.000 habitantes –que es el corte que se ha hecho en Grecia-, pues entonces el ahorro sería de 8.000 millones. Pero sí somos más ambiciosos, y ponemos el listón en los 20.000 habitantes, entonces el cheque que nos devolverían rondaría los 16.000 millones. Nada mal. Mucho más cuantioso que el impacto de la congelación de las pensiones. Pero incluso agrupando simplemente los municipios de 5.000 habitantes llenaríamos el granero del ahorro público en unos 5.000 millones. Con esto Zapatero tendría un buen pellizco para pagar el asfixiante servicio de la deuda y un perita en dulce para calmar a los ansiosos mercados. ¿Por qué no lo hacemos? ¿Acaso se nos rompería el corazón al pensar en qué trabajarían tantos miles de políticos, concejales y asesores de oficio que viven de la sopa boba?
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